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Perú, jueves 3 de junio de 2004
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"¿Perdón? ¿Qué es eso? ¿Por
qué tendría que pedir perdón?"
- Augusto Pinochet
Nuevos documentos de la CIA y otras agencias norteamericanas
ratifican que Pinochet concibió y ejecutó la Operación
Cóndor para liquidar a los opositores.
A instancias del general Augusto Pinochet Ugarte, las dictaduras militares
latinoamericanas constituyeron la llamada Operación Cóndor,
un acuerdo para ubicar y matar a los opositores que se refugiaban
en otros países. Lo que no se sabía es que la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) cooperó entrenando a los agentes,
suministrando equipos y haciéndose de la vista gorda. El periodista
John Dinges ha encontrado documentos que incluso demuestran que la
CIA sabía que había un plan para matar al congresista
Edward Koch, y no hizo nada.
Escribe: ÁNGEL PÁEZ
La República.-
El jefe de la estación de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA),
Frederick Latrash, asignado a la Embajada de los Estados Unidos en
Montevideo, tuvo un extraño encuentro con el coronel José
Fons y el mayor José Nino Gavazzo a mediados de 1976. Los militares
se quejaron del congresista norteamericano Edward Koch, porque había
propuesto al Congreso que cancelara la ayuda económica a los
países latinoamericanos que violaban los derechos humanos,
como Uruguay. "Quizás deberíamos enviar a alguien
a Norteamérica para que se haga cargo de ese congresista Koch",
comentaron los oficiales. Fons y Gavazzo le comentaron a Latrash que
la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile (DINA), el aparato
de represión del general Augusto Pinochet Ugarte, podía
enviar a sus agentes a Washington para "hacer algo" con
Koch. Pero Latrash no le dio mucha importancia a lo dicho por Fons
y Gavazzo y se limitó a decir a sus superiores de la CIA que
solo se trataba de un diálogo de "borrachos" y se
olvidó del asunto. Era julio de 1976.
Dos meses después, el 21 de setiembre, un comando terrorista,
en pleno centro de Washington, voló con una bomba el automóvil
de Orlando
EVIDENCIAS. La DIA resaltó las cualidades de Pinochet mientras
su régimen asesinaba. El segundo facsímil es del Departamento
de Estado sobre la participación del Perú. Haga click
en cada imagen para ampliar.
Letelier del Solar, ex embajador del gobierno de Salvador Allende
refugiado en territorio norteamericano. El atentado lo cometieron
agentes de la Operación Cóndor. Todo indicaba que el
siguiente blanco sería el congresista Edward Koch. Los uruguayos
Gavazzo y Fons no estaban fanfarroneando como creía Latrash.
La multinacional del terror creada por Pinochet estaba funcionando
perfectamente.
Pero los documentos desclasificados obtenidos por el periodista John
Dinges, y publicados en su libro The Condor Years: How Pinochet and
His Allies Brought Terrorism to Three Continents (Los Años
del Cóndor: Cómo Pinochet y sus aliados llevaron el
terrorismo a tres continentes), no solo revela que la CIA estaba enterada
de la implicancia de los dictadores latinoamericanos en los crímenes
de la Operación Cóndor. También demuestra que
la CIA y otras organizaciones como el Buró Federal de Investigación
(FBI) y la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA) conocían
perfectamente las actividades ilegales. Y en el caso de la CIA, las
apoyó.
MULTINACIONAL DEL TERROR
La Operación Cóndor era una suerte de central
EL SOCIO. El dictador argentino Jorge Videla fue un actor clave de
las operaciones.
de las unidades de inteligencia de las dictaduras militares de Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Y que consistía
en establecer una red de comunicación y cooperación
para acabar con los opositores. Justamente el coronel José
Pons, en representación de Uruguay, intervino en el cónclave
de Santiago de Chile, en noviembre de 1975, cuando se forjó
la Operación Cóndor bajo la coordinación del
jefe de la DINA, Manuel Contreras Sepúlveda, quien despachaba
directamente con Pinochet.
Era una estrecha relación entre las dictaduras militares que
hicieron del terrorismo de Estado su mejor arma de represión
política. Y la Casa Blanca siempre lo supo. Pero como las víctimas
eran izquierdistas, y Washington combatía el comunismo, no
intervenía alegando que se trataba de asuntos internos de los
países latinoamericanos.
John Dinges señala en su libro que la inteligencia norteamericana
ocultó evidencias de preparativos de asesinatos de los agentes
de la Operación Cóndor, como la conspiración
para acabar con el congresista Koch. El periodista acopió más
de 30 documentos de la CIA, el Pentágono y el Departamento
de Estado que se refieren a la Operación Cóndor como
una asociación de los equipos de inteligencia de los dictadores
militares para eliminar a los enemigos de las satrapías, cualquiera
sea el lugar donde se encontraran.
NADIE LOS DETUVO
"La comunidad de inteligencia estadounidense obtuvo información
precisa y oportuna sobre las acciones terroristas de la Operación
Cóndor, que los agentes consiguieron de sus contactos con miembros
de las fuerzas armadas latinoamericanas", relata John Dinges:
"Pero prefirieron no actuar (para detener las acciones) porque
mantenían excelentes relaciones con las agencias de inteligencia
latinoamericanas y porque Estados Unidos y los países que formaban
parte del Plan Cóndor coincidían con el objetivo de
derrotar totalmente al comunismo". Es decir, a la Casa Blanca
le convenía la existencia de la organización criminal,
por eso les proporcionó adiestramiento, equipos de comunicaciones
y dinero a granel.
LA BENDICIÓN DE EEUU
La CIA, que tuvo un papel trascendental en la
ABRAZO CÓMPLICE. Henry Kissinger alentó a Pinochet a
que siguiera con lo suyo.
conjura pinochetista para derrocar a Salvador Allende, también
ayudó a la junta militar a construir la DINA proveyendo capacitación
"para combatir la subversión y el terrorismo".
La relación era más fluida de lo que se cree. "El
arquitecto de la Operación Cóndor, el coronel Manuel
Contreras, se reunió cuatro veces en la sede principal de la
CIA con el número dos de la agencia, Vernon Walters",
relata John Dinges: "La CIA le pagaba a Contreras en el mismo
tiempo en que este organizaba la Operación Cóndor".
Para que no queden dudas de la adhesión de la Casa Blanca a
las operaciones ilegales de la dictadura chilena, Dinges cita la versión
de la entrevista que sostuvieron en Santiago de Chile, en junio de
1976, el entonces secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger,
y Pinochet, donde el primero le dijo: "Mi evaluación es
que usted es la víctima de los grupos de izquierda alrededor
de todo el mundo, y que su mayor pecado fue que usted derribó
un gobierno que se estaba haciendo comunista". Más que
una adhesión, era la bendición de Washington.
El notorio aliento de la comunidad de inteligencia estadounidense,
que consideraba a Pinochet como "un general inteligente, ambicioso,
profesionalmente competente", además de "muy honesto,
un dedicado trabajador, un esposo y padre devoto y tolerante que vive
modestamente, a quien le gusta el whisky y el pisco sour, los cigarros
y las fiestas", explica por qué durante tanto tiempo el
general se mantuvo impune. Pero ahora sí parece que le llegó
su hora.
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La colaboración peruana
Los documentos desclasificados revelan que la contribución
del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) del Perú fue importante
en la formación y desarrollo de la Operación Cóndor,
sobre todo después de la caída del régimen del
general Juan Velasco Alvarado. Si bien debido al recelo de los chilenos
respecto a los militares peruanos que en la segunda mitad de los años
setenta planearon la recuperación de Arica y Tarapacá
la relación no fue muy fluida, sí tuvo resultados con
los otros asociados como Argentina.
El 15 de abril de 1977, un comando argentino capturó al refugiado
Carlos Alberto Maguid, previamente identificado y ubicado por el Servicio
de Inteligencia del Ejército peruano (SIE). Fue repatriado
y desaparecido. En junio de 1980, agentes del Batallón de Inteligencia
601 del Ejército Argentino, en una acción coordinada
con el jefe del SIE, coronel EP Martín Martínez Garay,
secuestraron en Lima a los refugiados argentinos Noemí Gianotti
de Molfino, Julia Santos de Aceval, Julio César Ramírez
y Federico Frías Alberca. Todos fueron desaparecidos, excepto
Gianotti, cuyo cadáver apareció en Madrid en julio.
Agentes del Centro Superior de Investigaciones para la Defensa de
España (CESID) cooperaron con sus pares argentinos y peruanos
que, en cumplimiento de la Operación Cóndor, acabaron
con la vida de los cuatro opositores.
Los peruanos que intervinieron en la operación han sido denunciados
por el juez español Baltasar Garzón.
Antecedentes
Principales "golpes" de la Operación Cóndor:
Asesinato en Argentina del general chileno Carlos Prats
González y su esposa, del ex presidente boliviano Juan José
Torres, del hermano del líder del MIR, Edgardo Enríquez
Espinoza, de los parlamentarios uruguayos Héctor Gutiérrez
Ruiz, Zelmar Michelini y William Whitelaw, entre otros.
Asesinato en Washington del ex canciller chileno Orlando Letelier
del Solar y su secretaria norteamericana.
Fallido atentado en Roma contra el dirigente de la democracia cristiana
chilena, Bernardo Leighton y su esposa.
Se estima que son 30 mil las víctimas de la Operación
Cóndor que se inició en 1975 y culminó alrededor
de 1981.